En Turquía ha empezado una especie de revolución silenciada. Las fotos y vídeos de los disturbios han dado la vuelta al mundo gracias a Internet, por la dureza de las imágenes. La policía turca tiene fama de excensivamente brutal y los manifestante parecen responder con la misma moneda. Aquí podemos ver como el manguerazo es un método infalible para dispersar a las masas, pero también muy peligroso y desproporcionado.
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